Labreblog (El Blog Labriego)

En el invernadero, además de lechugas, también vamos a plantar tomates. Al igual que con las lechugas, el primer paso fue plantar las semillas de los tomates en un semillero. Una vez que las plantas alcanzan el tamaño adecuado (unos centímetros), se transplantan al invernadero.

Con ayuda de un "pincho", hacemos un agujero profundo, donde colocaremos las raíces del tomate:

Muy bien, ahora hay que conseguir que la planta crezca bien hacia arriba. Con un palito clavado en el suelo y un cordel atado al invernadero conseguiremos soportar la planta, permitiendo que crezca bien alta enredándose en el cordel.

Finalmente y casi como siempre que se hace un transplante, hay que terminar regando bien las plantas y el terreno.